Financiación contra el cambio climático

El cambio climático está considerado como uno de los retos clave de la humanidad para el siglo XXI. Estamos ante un problema que afecta a todas las ciudades y regiones del mundo, por ello los gobiernos están de acuerdo mayoritariamente en que hay que actuar de una vez por todas para enfrentarse a esta dificultad tan seria pero ¿qué financiación existe actualmente para intentar solventar este problema?

En materia económica, la financiación climática es el conjunto de recursos públicos y privados, que local, nacional o internacionalmente se utilizan para ayudar a combatir y reducir los efectos del cambio climático. En la Cumbre Climática de París (COP21) del año 2015 se consiguieron hitos muy importantes en este campo.

Uno de los ejemplos de su importancia fue el compromiso que los países reunidos en París alcanzaron a la hora de movilizar la financiación necesaria para evitar el aumento del calentamiento terrestre por debajo de los 2ºC sobre los niveles actuales de temperatura, que se concretó con un llamamiento a que  los países desarrollados concreten una hoja de ruta para conseguir el objetivo de 100 mil millones de dólares anuales de financiación climática en 2020Los países “ricos” se comprometieron en 2009 a cumplir esta promesa con el objetivo de ayudar en la lucha contra el cambio climático. La promesa obtuvo la aprobación final en el Acuerdo de París contra el cambio climático el año pasado en la Cumbre celebrada en la capital francesa.

Este enfoque de los objetivos de financiación climática viene determinado por el principio de “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”, que tiene una importancia clave en todos los ámbitos de las negociaciones internacionales de cambio climático. Así, los países desarrollados tienen la obligación de movilizar recursos económicos para apoyar a los de menos renta en sus medidas de acción climática.

La disponibilidad de financiación climática para las economías con menos recursos es también muy importante para evitar que estos basen su crecimiento económico en fuentes energéticas de origen fósil o en infraestructuras muy contaminantes, anclando su futuro a un modelo económico muy intensivo en emisiones de CO2.

Una de las trascendentales vías de actuación es el Fondo Verde para el Clima (FVC), principal mecanismo financiero de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). El FVC entró en pleno funcionamiento en noviembre del año 2015 a través de la adjudicación de 168 millones de dólares a los primeros ocho proyectos. 37 países anunciaron sus donaciones, entre las que destacan las contribuciones de Estados Unidos, Japón o Reino Unido.